En nuestra peculiar forma de hablar, cuando alguien se refiere a un niño o una niña y les llama malcriados, está expresando una realidad compleja, pues el calificativo no agota lo relativo al ámbito de las buenas costumbres... De hecho malcriado y maleducado son entendidos en nuestro medio como sinónimos, pero el segundo término carece de una cierta carga sentimental que los latinos añadimos al llamar a alguien "malcriado". Si observamos a nuestro alrededor, veremos cómo la malacrianza (o la "malcriadeza" como dice la gente), no es solamente una cuestión de edades, pues podemos encontrar maleducados para todos los gustos: desde niños o niñas caprichosos o desobedientes; hasta gerentes inescrupulosos o automovilistas abusivos; pasando por integrantes de maras juveniles, adolescentes "insoportables" o personas incapaces de salir de sí mismas y poder conformar un hogar estable. El muestrario de los maleducados -o malcriados, que viene a ser lo mismo-, es, pues, prácticamente inagotable.
Y es que, en el fondo, todo se reduce a una cuestión de principios: la educación debe conceptualizarse como un proceso y como el resultado del mismo. Si consideramos que no hay nunca una educación mala, sino sencillamente falta de educación, las personas estarán siempre educándose, y -visto de ese modo-, siempre estaremos "maleducados", pues nuestra formación no termina nunca; siempre hay algún aspecto de la personalidad, de los conocimientos, hábitos o actitudes que podremos educar en orden a alcanzar una mayor perfección de nosotros mismos en cuanto personas.
La pobreza, la desintegración familiar, el desempleo, el analfabetismo, las altas tasas de delincuencia; no tienen su causa última en razones extrínsecas tales como las estructuras sociales, la injusta distribución de la riqueza o el afán de poder que lleva a los hombres a aprovecharse unos de otros... La verdadera raíz de todas esas desgracias se encuentra en la falta de educación adecuada de las personas. Querer solucionar dichos problemas atacando solamente los factores extrínsecos que los provocan, sería tan ingenuo como pretender ignorar un ladrón en la propia casa apagando la luz con el fin de no verlo y hacerse la ilusión de que se ha ido.
En este caso queda patente una trampa en la que los seres humanos caemos con frecuencia: la confusión que lleva a identificar la instrucción con la educación. Instruir no es educar; educar es mucho más: es instruir, sí; pero también es ayudar al educando (sea éste un alumno, un ciudadano o un hijo) a emplear la propia voluntad orientándola al bien conveniente en cada momento; es fomentar la adquisición de valores operativos; es ayudar a las personas a forjarse ideales valiosos que actúen como guía en todos sus quehaceres; es, en resumen, ayudar a cada uno a alcanzar su propia perfección global poniendo en juego todas sus potencialidades.
Se ha repetido en varias oportunidades que los principales educadores son los padres de familia, y es verdad. Sin embargo, ante la carencia de valores positivos, ante la carencia de virtudes e incluso ante la carencia de capacidades en nuestros ciudadanos; surge espontánea la pregunta ¿quién educa a esos educadores? Sin duda alguna los hijos de padres con lagunas en su educación serán, a su vez, hijos maleducados. De aquí la importancia de que cada uno procure ser responsable, de verdad, de la educación de sus hijos. Y de que las instituciones educativas a quienes en cierta forma les son confiados por sus padres nuestros niños y adolescentes (las escuelas y colegios, los medios de comunicación, la Iglesia) consideren seriamente que su labor nunca quedará completa si se prescinde de los padres de familia en la educación de las futuras generaciones.
Termino considerando nuevamente que en términos reales no es posible hablar de una educación mala, sino sólo en cuanto dicha educación deja de lado puntos importantes en la formación de los hombres. Por esto, la única manera de disminuir el número de los malcriados, es aumentar el número de los bien educados; en el sentido más profundo de la expresión.
La educación del hijo único.
Cerca del 30 por ciento de las parejas tiene hijos únicos por diferentes razones. Los motivos son variados: difícil conciliación con la vida laboral, ruptura anticipada del matrimonio o la imposibilidad de tener hijos.
Aceptar a los hijos como son.
Los niños son seres libres como en su día lo fuimos nosotros. Entonces, ¿por qué exigir tanto de estas pequeñas criaturas? El padre es comunicativo y no entiende la timidez de su hijo. La madre es coqueta y obliga a su hija a llevar faldas.
Ideas para estimular la lectura entre los niños.
El interés por la lectura se debe inculcar a un bebé desde la cuna y tratar, con persistencia y dedicación, que se convierta en un hábito. Es fundamental para los niños que aprendan a buscar conocimientos mediante la lectura.
Qué niños aprenden cuando son educados en un ambiente de paz.
La Paz es el noble arte de vivir como hermanos, una cualidad que no se nace con ella, sino que hay que enseñársela a los niños desde pequeños. Nada mejor que el ejemplo que los padres transmiten a sus hijos para educarles a tener paz.
La atención y la concentración de los niños.
El entorno de un niño está repleto de informaciones, novedades y estímulos. Tal vez, por eso, sea difícil para ellos mantener una atención y una concentración en los estudios y en sus tareas de un modo particular.
¿Podemos o debemos ser amigos de nuestros hijos?
No se puede ser amigo de un hijo. La mamá debe seguir el rol de ser mamá y el papá igual. Se debe dialogar con los hijos, durante la comida o la cena, en un paseo por el campo, haciendo las compras, pero no se debe confundir eso con amistad.
Habilidades y hábitos para la autonomía.
Habilidades básicas y hábitos de autonomía para conseguir que los niños sean más independientes tanto a nivel personal como social. Son aprendizajes que deben ser realizadas de forma espontánea y progresiva, tanto en el colegio como en casa.
Dificultades de un niño hiperactivo en el colegio.
No es fácil para el niño hiperactivo ni para los maestros así como para sus compañeros del colegio, convivir con un niño que, por lo general, es muy impulsivo, inquieto y que no entiende lo de tener que esperar su turno, etc.
Las primeras recetas de cocina de los niños.
Cocinar también es un buen aprendizaje para los niños. La cocina es una manera fácil de potenciar los cinco sentidos de los niños, nos ayuda a trabajar con las manos y a experimentar con distintas texturas, sabores y olores.
Niños que son bilingües.
Un niño es bilingüe cuando es capaz de entender, leer, escribir, comunicarse y expresarse perfectamente en dos idiomas distintos. Cuántos más idiomas conozca el niño, más facilidad tendrá para aprender.
Iniciación musical de los niños.
La música trae bienestar y tranquilidad para el bebé desde que se encuentra aún en el vientre de su madre. Si la madre escucha música de forma repetida durante el embarazo, el bebé la recuerda después de nacer y relaja con ella.
Ideas de plastilina para realizar con los niños.
Jugar con las manos también es muy educativo para los niños. Hemos seleccionado algunas ideas para que los niños pasen un buen rato con sus padres moldeando gusanos, ositos, elefantes, así como muchas otros animales.
Pintura casera para que los niños pinten con los dedos.
Desde la más temprana edad se puede entretener y estimular la creatividad y la coordinación de los niños con la pintura dactilar o pintura con los dedos. Sigue una receta muy fácil y casera de pintura.
DE MANERA PERSONAL LES RECOMIENDO EL LIBRO
" EDUCAR SIN GRITAR" DE GUILLERMO BALLENATO, A MI ME AYUDA DIA CON DIA Y TRATO DE PONER EN PRACTICA LO APRENDIDO EN EL!!!
Jamas olvidemos que cada niño es diferente y por ende su forma de ser, actuar, hablar comportar etcc. tambien sera diferente!!!
EXCELENTE, COMENZARE A LEER EL LIBRO SUGERIDO, GRACIAS
ReplyDeleteGRACIAS POR TU APOYO CLAUDIA,SERIA BUENISIMO QUE CONSIGUIERAS ESE LIBRO, LA VERDAD ES MUY INSTRUCTIVO!!!
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