Wednesday, January 18, 2012

LA OBESIDAD INFANTIL.







El crecimiento de la obesidad infantil en el mundo incrementa a pasos agigantados.

Para muchas familias, el tener un hijo gordito, mofletudo, y lleno de pliegues es todo un logro, una señal de que el niño está bien, fuerte, y lleno de salud. Pero los expertos en nutrición infantil no piensan igual. Y van más allá: dicen que estas familias están muy equivocadas. Lo que importa no es que el niño esté gordo o delgado. Lo que realmente interesa es que el niño esté sano.



No existe una cantidad exacta de comida que debe consumir un niño. Cada niño es un mundo distinto, y sus deseos y necesidades son diferentes. En razón de eso, es el niño el que puede decir, con exactitud, cuánto puede comer. Y no se puede obligarle a que coma más. Ni por las buenas ni por las malas. Normalmente, los niños comen más que las niñas, pero en cuestión de apetito no se puede generalizar.









La solución, sin embargo, existe. Dado que casi todos los factores asociados a la obesidad infantil están relacionados con el estilo de vida, (excluyendo algunos casos poco comunes de patologías o factores genéticos), cambiando algunas costumbres podemos luchar eficazmente con este problema. Inculcar a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios y fomentar su actividad física (deporte, juegos, paseos, excursiones,…) es fundamental para prevenir o remediar su obesidad, y de paso habremos hecho mucho para evitar que tengan sobrepeso de mayores.



Pero tenemos que empezar por nosotros mismos, pues si la madre y el padre son obesos, el riesgo de que lo sea también el hijo es de casi el 90 %, los hábitos de los hijos tienen mucho que ver con los de sus progenitores, y de ahí la necesidad de modificar las costumbres de los padres, cuando no sean adecuadas en materia de alimentación y salud. Por tanto, si luchamos contra nuestra propia obesidad, además de los evidentes beneficios que lograremos para nosotros mismos, también los conseguiremos para nuestros hijos.




Por supuesto, cuando estamos comiendo en familia no debemos poner la televisión de fondo, ni dibujos animados (los niños se entretienen y no comen bien) ni noticias (donde hay noticias violentas que pueden incomodar al pequeño), debemos comer hablando de algo alegre, nada de aspectos negativos o escuchando algo de música de ambiente, nada con letra preferiblemente ni con mucho ritmo.




Poner la mesa entre todos también es una acción que puede evitar esos malos hábitos en la mesa, lugar donde debemos estar contentos y felices.







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